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Beethoven invade los pasillos del poder

11 de mayo de 2024 (EIRNS) — ¿Podrá algún día la humanidad entera pensar como pronosticó el poeta Federico Schiller en su poema An die Freude, que lo haría? ¿Se puede llamar a toda la humanidad al servicio, no del modo en que los gobiernos malhadados llaman a sus jóvenes a morir en guerras sin sentido, sino con el propósito de erradicar la pobreza, el hambre, la enfermedad y la guerra misma, como propuso un Presidente estadounidense, el último Presidente de Estados Unidos imperfecto sí, pero verdaderamente libre, en su discurso de toma de posesión de 1961, y quien luego fue asesina? 

Es necesario para la civilización, que respondamos a esta pregunta a corto plazo. La semana pasada se cumplieron 200 años del estreno de la Novena Sinfonía de Ludwig von Beethoven. El director de orquesta Daniel Barenboim, quien organizó la orquesta palestino-israelí llamada East West Divan, dijo de Beethoven: "La grandeza de la música, y de la Novena Sinfonía, reside en la riqueza de sus contrastes. La música nunca ríe o llora, siempre ríe y llora al mismo tiempo. Crear unidad a partir de contradicciones: eso es Beethoven para mí". 

El 7 de mayo del 1824, el músico que entonces estaba sordo, hizo que el mundo escuchara lo que él mismo no había escuchado, y lo que los poderosos y los injustos no quieren que se enseñe: el método de pensamiento, la pasión, por la cual toda la raza humana podría no sólo estar unida, sino conocerse a sí misma como Una, como una única especie humana indivisible e inalienable. Un atisbo de ese mundo de ideas es lo que el mundo vio en la votación del 10 de mayo en la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) a favor del reconocimiento de la humanidad de Palestina. "El Estado de Palestina está cualificado para ser miembro de las Naciones Unidas", afirmaron 143 naciones. La Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU recomendó entonces que el Consejo de Seguridad de la ONU, compuesto por 15 miembros, reconsiderara el asunto "con un resultado favorable", y que el miembro permanente del Consejo de Seguridad, Estados Unidos, que junto con sólo otros 8 Estados votó en contra de la resolución, reconsiderara y reconociera también la humanidad del pueblo palestino. “Alle Menschen werden Brüder” (Todos los hombres volverán a ser hermanos). Piensa en la humanidad como Beethoven lo hizo. ¡Piensa como Beethoven! 

O si no, ¿qué? El siguiente epitafio nihilista, pero certero, de la anglosfera, fue publicado como promoción del artículo principal de la publicación británica The Economist del 9 de mayo, escrito por la jefa de redacción, Zanny Minton Beddoes: "Cuando me incorporé a The Economist en la década de 1990, el orden internacional liberal estaba en su apogeo y la edad de oro de la globalización impulsaba la integración económica, la cooperación y la libertad financiera. Esos días han quedado atrás. Los flujos mundiales de capital se están fragmentando, los gobiernos del mundo imponen sanciones con una frecuencia cuatro veces mayor y las instituciones dirigidas por Occidente están decayendo o han desaparecido. Nuestro artículo de portada en la mayor parte del mundo es franco en su mensaje: el viejo orden está muriendo. Su precipitado colapso podría ser repentino e irreversible". 

Como en una guerra termonuclear, quizá en las próximas semanas. En la 49ª reunión de la Coalición Internacional por la Paz (CIP), del 10 de mayo, el Dr. Chandra Muzzaffar, presidente del Movimiento Internacional por un Mundo Justo (JUST), subrayó que los esfuerzos de la CIP, que se viene reuniendo de manera ininterrumpida desde hace un año, se han convertido ahora en un elemento determinante y fundamental de la situación estratégica mundial. "Que hayamos mantenido este diálogo durante tanto tiempo es un gran logro. Y creo que podemos llegar a varios grupos, por el lado ruso, por el lado de Occidente: ambos lados tendrán que darse cuenta del peligro al que nos enfrentamos. No puedo pensar en un momento de nuestra historia en el que hayamos estado tan cerca del Armagedón, de una destrucción total. Creo que estamos en ese momento. Y no tenemos mucho tiempo". 

Sin embargo, la escabrosa muestra de pesimismo imperial de The Economist no será la portada ni de Executive Intelligence Review ni del Daily Alert de EIR. Estas son publicaciones, no sólo noticiosas, sino de pronósticos, incluidos los económicos. Esto se debe a que Lyndon LaRouche, el economista y estadista que fundó la Executive Intelligence Review (EIR) hace 50 años el mes pasado, optó por rechazar la epistemología de los empiristas británicos, como la del empleado de la Compañía de las Indias Orientales, David Hume, o la del cofundador de la Compañía Real Africana, John Locke. LaRouche no eligió a Locke, sino a Gottfried Leibniz, fundador de la ciencia de la economía física; no a Adam Smith, sino a Alexander Hamilton; no a Winston Churchill, sino a Franklin Delano Roosevelt. LaRouche se esforzó y logró idear soluciones a los problemas de la humanidad que han sobrevivido y sobrevivirán con creces a su vida mortal. Su libro "Los próximos cincuenta años de la Tierra", y estudios específicos como "Saudi Arabia in the Year 2023" (Arabia Saudita en el año 2023), nos dicen, hasta estos días, qué debemos hacer con el futuro. LaRouche escogió pensar como Beethoven.

En la reunión de este viernes 10 de la Coalición Internacional por la Paz, vimos que la organización alcanzó un nuevo nivel en el diálogo que ha mantenido por casi un año sobre el tema de establecer una nueva arquitectura mundial de seguridad y desarrollo fundamentada en "el beneficio del otro", tal y como se establece en los "Diez Principios" de Helga Zepp-LaRouche. Ahora, debemos añadir una nueva capacidad: La visión del mundo de Beethoven en su Novena Sinfonía, debe convertirse en el canto de los estudiantes y ciudadanos del mundo, que, en la forma del voto de la Asamblea General de las Naciones Unidas, refleja la "tremenda sombra de algún poder invisible" que "flota, aunque invisible, entre nosotros", y que es nuestra verdadera y mejor identidad.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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